Los primeros 3 puntos en casa 

Anoche Uruguay dio un paso corto, pero hacia adelante. A la intención ofensiva de los celestes le faltó ritmo sostenido. Bolivia cerca del empate.
 

"Fue el primer paso", dijo al salir del Estadio, amable pero casi --e inusualmente-- parco, el Presidente Batlle. Es que fue eso. Ahí, y en los tres puntos ganados, claro, está el significado de la victoria por 1 a 0 lograda anoche por Uruguay ante los bolivianos. Seguramente, en otras circunstancias el primer mandatario, hubiese arriesgado alguna de esas salidas ocurrentes con que ya tiene acostumbrados a los uruguayos. Pero es que el partido --amén del resultado-- tampoco dio para tanto. Ganó Uruguay. Que era lo que se quería. Que era lo que se deseaba. Por supuesto que el triunfo da como para alegrarse, es lógico, y no para preocuparse. Porque fue justo. Porque, además, fue conseguido ante un equipo que en los lapsos (después de los 15' iniciales de cada etapa) en los que el pressing y la dinámica general de los celestes bajó las revoluciones que tuvo de arranque, manejó la pelota y hasta el partido con fluidez y personalidad, dejando la sensación de que si sigue en esa línea de producción, y contando con el aliado de la altura con que va a jugar en su casa, va a haber que incluirlo entre los aspirantes a clasificarse. O, por lo menos, entreverarse. La contracara, quizá, estuvo en que al gusto futbolístico de los uruguayos no les es fácil entablar un "feeling" visceral, con el funcionamiento de un equipo como el de ayer, que al igual que aquel que en el comienzo de la "era Passarella" le ganó a Costa Rica por 5 a 4, se base más en el toque, en la circulación fluida de la pelota, en el recurso de hacer subir los laterales y desenganchar los volantes para llegar hasta cuatro y cinco hombres en franca posición de ataque, que en la marca y en la capacidad de más del 40% de sus integrantes para "meter pata". Porque en el cuarto de hora inicial de cada etapa, Uruguay ayer le llegó a fondo a Bolivia, entrándole --con el fútbol de Recoba, los pases de Coelho y las subidas de Méndez y Darío Rodríguez sobre las bandas-- por los laterales. El problema estuvo después, cuando los celestes aflojaron la presión y, entonces, Pablo García quedó acompañado casi solamente por el orden que mostró el equipo y la abnegación que mostraron todos para reducir los espacios que no siempre se lograron reducir en la medida de lo deseable. Ahí Bolivia se soltó. Y tanto antes como después del golazo que Pablo García metió --muy oportunamente, porque a esa altura el visitante se había sacado la soga del cuello y había contraatacado un par de veces en forma amenazante-- desde afuera del área, el visitante tuvo quizá más oportunidades que Uruguay de aumentar su ventaja, para poder llegar al empate. Los cambios promovidos por Passarella en la segunda parte, cuando Uruguay volvió a achatarse tras un arranque del complemento en el que el "Chino" Recoba volvió a ser la luz que guió al elenco celeste en su intento de abrirse paso en medio de la ordenada y aplomada defensa que expuso el adversario, demostró cuál es el norte en materia de funcionamiento, más allá de cómo se presenten las circunstancias: con Uruguay en dificultades para recuperar la pelota y tapar los huecos que tenía el entorno de Pablo García en el mediocampo, Passarella puso a Olivera en vez de recurrir a un volante de marca. Y si Uruguay pareció volver a tener algo de los arrebatos ofensivos que había mostrado en el primer cuarto de hora de cada tiempo, fue porque el "Nico" reactivó la agresividad ofensiva que, al fin de cuentas, fue quizá el aspecto en el cual a Uruguay le faltó algo anoche para ganar con más tranquilidad y por mayor ventaja. Fue, pues, el primer paso. Como dijo Batlle. Si no resultó más largo, como seguramente hubiera sido la exposición del Presidente si el mensaje transmitido por el equipo celeste hubiese dado para más, es porque la saludable intención expuesta por el elenco de Passarella no se reflejó en mayor medida en su rendimiento --que es otra cosa diferente-- y en el resultado. Lo importante es que, ayer al menos, con ese propósito alcanzó para que el paso fuera hacia adelante.
 

Los primeros 3 puntos en casa

 
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